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FÁBULAS DE SAMANIEGO

LOS DOS AMIGOS Y EL OSO

A dos amigos se aparece un oso:
el uno, muy medroso,
en las ramas de un árbol se asegura;
el otro, abandonado a la ventura,
se finge muerto repentinamente.
El oso se le acerca lentamente:
mas como este animal, según se cuenta,
de cadáveres nunca se alimenta,
sin ofenderlo lo registra y toca,
huélele las narices y la boca;
no le siente el aliento
ni el menor movimiento;
y así, se fue diciendo sin recelo:
«¡Éste tan muerto está como mi abuelo!»
Entonces el cobarde,
de su gran amistad haciendo alarde,
del árbol se desprende muy ligero,
corre, llega y abraza al compañero,
pondera la fortuna
de haberle hallado sin lesión alguna,
y al fin le dice: «¿Sabes que he notado
que el oso te decía algún recado?
¿Qué pudo ser?» «Diréte lo que ha sido:
Estas dos palabritas al oído:
Aparta tu amistad de la persona
que si te ve en el riesgo te abandona».

© El huevo de chocolate


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