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FRANCISCO BRIZ HIDALGO

LIBROS

Viajar sin levantarte de tu asiento,
vivir emocionantes aventuras,
navegar por un mar de sentimiento.

Explorar el Hades, hacer locuras,
dar un paseo en barca con Caronte
surcando aguas profundas y oscuras.

Nadar hasta llegar al horizonte
y rescatar doncellas honorables.

Cruzar océanos de polizonte.
Asaltar castillos inexpugnables
emulando conquistas legendarias.

Rememorar hazañas formidables
al calor de fogatas milenarias.

Evocar la ternura de unos besos
procedentes de historias centenarias.

Personajes maléficos y aviesos,
amazonas, brujas, hadas madrinas,
reyes, faraones, duendes traviesos,
sirenas, dragones, ninfas marinas
que renacen de mitos y leyendas.

Playas vírgenes, fuentes cantarinas,
mares ignotos, recónditas sendas
que llevan hasta el centro de la Tierra.

Amor y odio, sacrificios y ofrendas,
héroes y villanos, paz y guerra.

Temblar con gigantes extraordinarios,
luchar con bandoleros de la sierra,
ver danzar a tipos estrafalarios.

Islas del tesoro, gatos con botas,
sombrereros locos, barcos corsarios,
bajeles piratas, costas remotas.


Recrear increíbles fantasías,
entre arrabales de promesas rotas.

Dar la vuelta al mundo en ochenta días.
Encontrar la lámpara de Aladino
y soñar con riquezas y alegrías.

Buscar a Nemo y Simbad el marino,
y zarpar tras las huellas de Odiseo,
veinte mil leguas en un submarino.

Romeo y Julieta, Medusa y Perseo,
el rey Arturo, el mago Merlín,
Marco Polo, Minotauro y Teseo,
Moby Dick, el flautista de Hamelín,
príncipes, mendigos y vagabundos,
Don Quijote y Sancho, Milú y Tintín.

Los libros son creativos y fecundos,
como espejos de tu imaginación,
ventanas abiertas a nuevos mundos,
misterios del lenguaje y la ficción.

CUI PING SING

A Cui Ping Sing

Hay muchas mujeres,
pasan, besan y se van,
en todas me reflejo
pero en ninguna puedo verme.

Tú eres el lago
de aguas azules y tranquilas
en el que me sumerjo sin pudor,
tu mirada envuelve
con sedas mi corazón,
hueles a noche e hierbabuena,
eres bella como el cielo,
tus blancos dedos
alimentan miles de sueños
de caricias de hierba mojada,
he visto crecer la luna
a través de tus ojos,
tu sonrisa de sal
refresca mi crepúsculo,
de tus flores emanan los pétalos
que la aurora transporta hasta mi cama,
tus labios impregnan mi cuerpo
del néctar de la vida,
porque tú eres el paraíso,
porque creamos juntos
las canciones de mayo,
porque hemos visto pasar las estaciones
cogidos de la mano,
porque mi alma tiene dos cuerpos
y mi sangre dos latidos.

Hay muchas mujeres,
todas pasan, besan y se van,
pero tú eres el amor,
tú siempre permaneces.

UNA NOCHE

Una noche,...
una de esas innumerables noches
en las que la poesía vence al sueño
sentí una mirada lejana
del otro lado del mar.

Ojos tristes y profundos
que las corrientes marinas
trajeron del nuevo mundo
hasta el Atlante dormido.

Pupilas enamoradas
que impregnaron mis pinceles
de aromas de flores frescas
de la eterna primavera.

Ojos que, amantes, esperan
que me arrime a la ventana
porque quieren regalarme
un rostro de luna llena.

Fanales que me orientan
y me alumbran en la niebla,
para evitar que me pierda
entre la bruma del mar.

Y sucedió que una noche,
aquellos ojos sinceros
descendieron a la playa
a contemplar las estrellas.

Y bañados en la luna
y mojados en la arena
recibieron el influjo
de la armonía y la brisa,

de la sal y la dulzura,
del horizonte y la lluvia,
de la humedad y la espuma...
y se colmaron de amor.

Y mecidos por las olas
y arrullados por la aurora
compartieron una noche
de mis sueños de poeta.

ATLANTES

Atlantes,
hijos de la mar y el viento,
contadme vuestros secretos,
decidme de dónde vengo.

Atlantes,
hijos de mitos y sueños,
junto al mar está mi cuna,
dejadme que mire dentro.

Dos continentes se mezclan
con lazos de sangre e hierro,
Atlantes,
¿a qué tierra pertenezco?

La sal de los océanos
detuvo el paso del tiempo.
Atlantes,
escucho vuestros lamentos.

Atlantes,
hijos de la mar y el viento,
dejadme solo ante el mar,
contemplando sentimientos.

KOSMOS

«Ama tu ritmo y ritma tus acciones...» Rubén Darío

22 de septiembre de 2001

Rimando ritmos va la poesía,
soñando versos, nace la cadencia
que funde las palabras con la esencia
de los acordes de una melodía.

Desde el cosmos irradia la energía
que impregna de equilibrio y coherencia
las normas de concordia y convivencia
permitiendo que reine la armonía.

Las estrofas marchan a paso lento
al compás que imprime la partitura,
las musas inspiran el sentimiento,

los poetas escriben con ternura,
plumas retóricas en movimiento,...
y el poema en amor se transfigura.

A RUBÉN DARÍO

Darío invocaba al hada Harmonía,
su pluma trazaba, con ritmos diversos,
sones etéreos que vuelan dispersos
por el Universo de la poesía.

Darío soñaba,... de su fantasía
crecían mil flores de pétalos tersos,
surgían castillos de rimas y versos,
brotaban poemas de melancolía.

Las musas le inspiran cientos de sonetos,
cuentos de princesas, letras musicales,
cantos de esperanza, pasiones mortales.

Palabras eternas que narran secretos
de prosas profanas y aromas azules,
mágicas promesas de gasas y tules.

LOS TRES REYES MAGOS

Una mágica noche de ilusión y alegría
un trío de hombres sabios contemplaba una estrella,
en el cielo el lucero dibujaba una huella
por sagrados senderos de fervor y armonía.

Encontraron un Niño, la noche se hizo día,
los hinojos hincaron, ante la visión bella
de Jesús entre pajas y su Madre doncella,
le entregaron presentes, nació la Epifanía.

En tropel el gentío al Portal se acercaba,
para adorar al Niño de semblante inocente
que, entre un buey y una mula, feliz se calentaba.

Salieron en silencio, sonriendo dulcemente,
desde el pobre pesebre el Niño les miraba...
y los tres Reyes Magos regresaron a Oriente.

SONETO NETO

A mi hija Teresa

¿Por qué tanto te interesa, Teresa,
el aroma de esa olorosa rosa?,
acércate y cual mariposa posa
en sus hojas tus labios de fresa; esa

fragancia que tanto te embelesa, esa
flor representa la grandiosa diosa
Venus que sobre el amor, hermosa, osa
reinar, mientras atraviesa traviesa

las almas con la ardiente flecha hecha
de pasión, cuya estela de plata ata
con una sutil pincelada helada.

Si ansías sembrar esa cosecha echa
la simiente y el amor rescata,... acata
esa irresistible llamada amada.

QUIERO HACER UN SONETO

Yo siempre he querido hacer un soneto,
aunque se requiere mucha paciencia
y, por supuesto, bastante experiencia
para llegar al segundo cuarteto.

Con gran consideración y respeto,
pero con limitada inteligencia,
lucharé para desvelar la esencia
que se esconde en este difícil reto.

Aunque comienza a cansarse mi mente
y me veo cada vez más vacilante,
no quiero que de mí diga la gente

que no soy una persona constante,
continuaré adelante y, de repente,
se me acabó el soneto en este instante.

AL BORDE DEL MAR

2 de septiembre de 2001

Al borde del mar se olvidan las penas;
mientras las tortugas y caracolas
escuchan los cánticos de las olas,
los delfines juegan con las sirenas.

En los arrecifes, ninfas morenas
adornan con lazos de algas sus colas
y blancas medusas gravitan solas
entre lánguidos bosques de azucenas.

Todos los veranos, musas traviesas
huyen de sus conchas para obsequiar
besos de coral con sabor a fresas,

sonrisas de sal, licor de azahar,
perlas de cristal y miel de frambuesas.
Al borde del mar es fácil amar.

AMANECE

septiembre 2001

Amanece, parece que canta la alborada,
con las primeras luces se despierta la arena,
la orilla se ilumina, ninfas de piel morena
pasean por la playa su risa nacarada.

Entre barcas y redes de malla remendada
grupos de pescadores preparan la faena,
manos de sal y brisa, ojos de alma serena
rememoran gestos antiguos cada jornada.

Se alegra la mañana, contemplo la caleta,
decenas de gaviotas se levantan en vuelo
sobre olas espumosas de turquesas y tules.

Amanece, muy cerca se mece una goleta,
allá en el horizonte se funden mar y cielo
en una suave línea de infinitos azules.

ODA AL INMEMORIAL

Ondean victoriosos los pendones,
de un antiguo y glorioso Regimiento,
henchidos de grandeza y sentimiento,
portados por valientes corazones.

Entonan los infantes las canciones
que aprendieron de aquel viejo sargento,
que consagrando su postrer aliento
defendió con honor sus tradiciones.

Toca la banda una marcha triunfal,
pasan soldados con ritmo marcial,
bravos ejemplos de una noble grey.

¡Suenen clarines!, ¡redoblen tambores!,
porque a España va a rendir honores
el Regimiento Inmemorial del Rey.

RECUERDO

Recuerdo las tardes de invierno
cerca del fuego,
cuando el abuelo contaba cuentos;
su voz, su alegre mirada, sus gestos,
su anciano aliento...

© Francisco Briz Hidalgo


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