Estás en > El huevo de chocolate > Poesía para niños > Poemas sobre Andalucía

POEMAS SOBRE ANDALUCÍA

ANDALUCÍA

José Luis García Guillermo

No veo manera ni modo
de hablar de esta tierra mía,
porque sobre Andalucía
es que ya se ha dicho todo.

¿O es que hay algo en Almería
por descubrir todavía
y que guardaran los moros?
Es una tierra bendita
donde se ve reflejada
en su histórica Alcazaba.
Y cuenta con la varita
con la que Dios la tocara
para hacerla tan bonita,
tan sensible y delicada.
Almería es el espejo
donde se miran los mares,
donde se peinan corales
para lucirlos más lejos.
Y es en el Cabo de Gata
donde se empapa la historia
y refresca la memoria
de leyendas de piratas.
La verdad está en Mojácar
y en sus mil atardeceres
cuando un sinfín de placeres
juguetean con el agua,
un agua que en Aguadulce
nunca una ola es amarga,
porque baña desde Adra
las orillas que conducen
costa a costa, y playa a playa...
y pasará por Roquetas
y estará en las Carboneras
y habrá de cubrirse en Vera
con su desnudez inquieta
y se vestirá de arena
en Garrucha y Villaricos
para andarse despacito
el desierto de Tabernas,
y cuando llegue a El Ejido
y siembre en su invernadero
Macael será el primero
que su mármol escogido
lo tallará con «te quieros».

¿Y de Cádiz? ¿Nadie ha dicho?
Porque yo no encuentro el modo
de hablar nada más de Cádiz.
De Cádiz se ha dicho todo...
o es que nadie la conoce
como tacita de plata
y que en febrero esa plata
se funde al son de la gente,
que a nadie es indiferente
que el arte sea flor y nata
del mejor de los ambientes.
Porque Cádiz es la Victoria
Y el Populo, y el Palillero
Y el Barrio del Mentidero
y es la Viña y es la gloria
que hay un Cádiz sin caretas
y un sol que cuando va a irse
cada tarde al despedirse
siempre elige la Caleta.
Y Cádiz son los caminos
Hasta un Jerez de caballos
con una feria de mayo,
unos brandys y unos vinos.
Y en Sanlúcar, manzanilla
Y langostinos al viento
Que si estás en Bajo Guía
fíjate tú que ese día
se para el reloj del tiempo.
Y Puerto Real que es guía
de todos los sentimientos
y la sal de una bahía
que en San Fernando es flamenco
y es la poesía en el Puerto,
Puerto de Santa María,
mientras Chiclana exponía
a Sancti Petri en un lienzo.
Y es la Janda y es la sierra,
y todos los pueblos blancos
los que tienen más encanto
de todo el planeta Tierra.
Y el Campo de Gibraltar,
con La Línea y Algeciras
y San Roque y Tarifa
y Jimena y Castellar
y Los Barrios, un tesoro
de piropos naturales,
cuajado de alcornocales,
en plena Ruta del Toro.

Y es que yo no encuentro el modo
de pensar ni de escribir,
de Córdoba ¿qué decir?
si es que ya se ha dicho todo.
que si es romana o si es mora
que si es árabe o cristiana.
Córdoba a mí me enamora
porque la pinta la aurora
de un color cada mañana.
Y cuando llega la tarde,
coqueta, se ve sultana
y le dice adiós al sol
con lunares de gitana.
Sueña en coche de caballo
que vas por la judería
y emociónate ese día
que vas recorriendo patios
con macetas «escogías».
Que la ciudad es de colores
de su gente, de sus flores
y de un Cristo chiquitito,
el Cristo de los Faroles.
Y piérdete en la Mezquita
con sus arcos «coloraos»
y retrata el monumento
que es de los «enamoraos».
Y no te vayas muy lejos
que no te debes perder
disfrutar de un salmorejo
y un flamenquín cordobés.
Y en la Plaza las Tendillas
la guitarra suena y suena
que es el reloj de la vida
con el que cualquiera sueña.
Y es que Córdoba es así
la de las mil maravillas
en Moriles y en Montilla
en Priego y Puente Genil
y en Montoro y en Baena,
en Peñarroya y Lucena,
en Cabra y Benamejí.

Y de Granada ¿qué digo?
Tampoco aquí encuentro el modo
porque ya sobre Granada
es que ya se ha dicho todo.
Por eso lloró Boabdil
Y yo también lloro y lloro
que Granada es un tesoro
en su Alhambra y su Albaicín,
Generalife un jardín
parecido al paraíso
donde el silencio es preciso,
como el olor a jazmín
y sus cristalinas fuentes
donde sus aguas pasean,
sus chorros chisporrotean,
en un juego permanente.
Y al compás del Sacromonte
y entre el Darro y el Genil,
por Realejo o por Zaidín,
encontrarte el horizonte.
Busca el mar y busca el monte,
Mulhacén, Sierra Nevada,
donde se blanquea Granada
para pintarse de gris
y darle sombra a Guadix
y a Baza, Huéscar, Alhama,
a Loja y hasta Motril
y a Las Gavias, a Iznalloz,
Maracena, y Albolote,
Atarfe, Armilla, brotes
de Santa Fé en Lanjarón.
Y donde cualquiera sueña
por las playas de Almuñecar
porque la luz se hace inquieta
al paso de Salobreña.

Y es que yo no encuentro el modo,
no paro de darle vueltas,
pero ¿qué digo de Huelva?
si es que ya se ha dicho todo.
Que entre el beso de dos ríos,
el río Tinto y el Odiel,
es donde vino a nacer
la Huelva del señorío,
una tierra colombina,
una Onuba milenaria
que en el mar es luminaria
y en el campo es una mina.
Y cuenta en su Catedral
con la Virgen de la Cinta,
una imagen magistral
de un grande de los artistas.
Que Huelva es rincón choquero
que es un pueblo marinero
que tiene tres carabelas
en Palos de la Frontera.
Y en el Moguer de Platero,
un homenaje al poeta.
Y besando a Portugal
el paisaje de Ayamonte
y una patrona en Almonte
que es Reina de las marismas,
la Virgen con más carisma
y devoción mariana,
Rocío es como la llaman
y bendice las arenas,
las mismas que en Aracena
le dibujan una Sierra
y las que forman riberas
en el adiós del Guadiana.
Y es estampa en el Doñana
donde el lince es custodiado
y en Valverde y Cortegana
y en los vinos del Condado
y en Alosno donde el arte
tiene color de fandango,
el que rasga las gargantas,
si siente el que está cantando,
y mientras vas desgarrando
los ecos de las sonantas
y Huelva marisqueando
es sabor a gamba blanca
y en cuanto el sol se levanta,
las bellotas en Jabugo,
en las encinas se plantan.

Y de verdad que no puedo,
es que yo no encuentro el modo
de hablar nada de Jaén
porque ya se ha dicho todo.
Que Jaén es la olvidada
a la falda de un Castillo
que preside cual caudillo
sobre una sierra dorada.
Y que en túnica morada
se emocionan los desvelos
cuando en la calle El Abuelo
regala sus bendiciones,
que en Jaén sus devociones
se cargan con un madero.
Y que no se hace justicia
con sus pueblos y ciudades
que no hay lugar que lo iguale
a ese lujo de provincia.
Que los pueblos de Jaén
son un puro monumento,
joyas del renacimiento,
que huele a historia en Bailén.
Ver de Ubeda su Alcázar
perderte por la grandeza
de la muralla en Baeza
y notar cómo te abrazan
los olivares sin fin
y después dejarte ir
por la Sierra de Cazorla,
donde nace entre cabriolas
el Río Guadalquivir.
Que Jaén es Alcaudete
y Andujar, La Carolina
y Linares con la espina
que allí murió Manolete.
Y es Martos y Guarromán
y un Castillo que se nota,
el popular de La Mota,
en Alcalá la Real.
Que es la tierra del aceite
la que aprende a seducir
la que enseña a sonreír
para que nada le afecte.

Y qué podría yo decir
de la Málaga la bella
si no encuentro la manera
ni las formas ni los modos
porque de Málaga ya
se ha dicho todo de todo.
Que Málaga es su Alcazaba
y es el Parque, la Alameda,
El Palo y la Malagueta,
el Perchel y la Calzada
y es un capricho diario
su Plaza de la Merced,
allí donde fue a nacer
el gran Pablo Ruíz Picasso,
quien supo con un pincel
ir soñando alguna vez
a su hermosa calle Larios.
Y es piropo al Cenachero
homenaje permanente
para la mar y su gente,
pescadores, marineros.
Porque la dueña del sol
es la costa malagueña
donde la arena es risueña
y la orilla resplandor.
Benalmadena, Estepona,
Marbella y Torremolinos
y Mijas en el camino,
es San pedro y Fuengirola
y si quieres asomarte
al mejor balcón de Europa
vete a Nerja donde notas
en su cueva estalactitas
capaces de enamorarte
y los pueblos de su sierra
que forman como una blonda
donde el pastel es la Ronda
que tiene un Tajo que al mundo
asoma categoría,
la de una serranía
que luce en lo más profundo
la bandolera escondida.
Y si coges otro rumbo
que no sea uno cualquiera,
que una porra en Antequera
es un acierto rotundo.
Málaga es Algatocín
y Atajate, Montejaque,
Vélez-Málaga, Arriate
y dos veces Alhaurín
y el Rincón de la Victoria
y es Casares y es Torrox
y es Manilva y es Tolox...
porque Málaga es la gloria.

Que yo no sé qué decir,
de Sevilla, no veo el modo,
porque es que sobre Sevilla
es que ya se ha dicho todo.
Es hablar de la Maestranza
y de las dos Esperanzas
Triana y la Macarena,
dos dolorosas morenas
que llenan la madrugada
de esa Sevilla encantada
de Semana Santa eterna
y es hablar de La Giralda
y de la Torre del Oro,
frente a la Plaza de Toros
en el paseo que la guarda
y es hablar de artesanía,
de realce en sus bordados,
de artistas en el tallado,
de ejemplo en la orfebrería
y en tiempos que ya han pasado
la mejor alfarería.
Y es que Sevilla es sublime,
la mires como la mires,
en esa feria de luces
que celebra en los abriles.
Y por Sierpes, la Campana
o en la Plaza El Salvador,
o si cruzas a Triana
y te vas hasta el Tardón,
o ve a la plaza de España
a San Bernardo, a Nervión,
o a Santa Justa en el este.
Todos hermosos lugares
barriadas peculiares
que las baña un mismo sol
y ya sea en Los Bermejales
o en cualquier otro rincón
al final todos iguales
porque en todos vive Dios.
Y Sevilla es Dos Hermanas
y es Alcalá de Guadaira
y es Santiponce y la Algaba,
Tomares, Mairena, Camas,
un Aljarafe de lujo
que hace postales de embrujo
en el paisaje de España.
Pero también es Carmona
y la zona del Alcor
y es Osuna y es Utrera
y es Lebrija y es Morón
y es Estepa y es Gerena.
Es una provincia plena
de gracia y arte en sus venas,
dotada con ese don.

No veo manera ni modo
de hablar de esta tierra mía,
porque sobre Andalucía
es que ya se ha dicho todo.

ANDALUCÍA

Manuel Machado (1874-1947)

Cádiz, salada claridad; Granada,
agua oculta que llora.
Romana y mora, Córdoba callada.
Málaga cantaora.
Almería dorada.
Plateado Jaén. Huelva, la orilla
de las Tres Carabelas...
y Sevilla.

ANDALUCÍA (Manuel Machado) © LIBROPHONE


ANDALUCÍA Y SU FAMILIA

Juan Quesada

Poema Andalucía y su familia (mis tíos y mis tías) - © Juan Quesada

Cuando alguien me pregunta que cuál es la tierra mía
no digo nunca Sevilla, digo siempre Andalucía,
pues si Sevilla es la madre que me dio ciudadanía
las otras siete provincias que forman su geografía
son por vínculos de raza, o mis tíos o mis tías.
Y así tengo una familia con más o menos riqueza,
pero que nadie les gana en su alegría y belleza.

Mi tío Cádiz, el marinero, flor de la marinería,
con su barquito velero va cruzando la bahía.
El que cuando tiene pena, casi nunca se le nota
porque remedia sus males
celebrando carnavales
con coros y chirigotas.

Mi tía Huelva, la choquera, madrina de Juan Ramón
plataforma marinera de donde salió Colón
llevando tres carabelas, flamenca de blanco y verde
soñadora y cantarina,
donde la alondra y Valverde
suenan por las cuatro esquinas.

Mi tía Córdoba, la hermosa, amor de luna y lucero
Sultana de Abderramán, novia de Julio Romero,
que siendo reina y sultana
se escapó de la mezquita para hacerse cristiana.

Mi tío Jaén, el minero, hombre flamenco y viril,
siempre mirando la tierra al replandor de un candil,
siempre cantando las penas de su penoso vivir.
Mi tío Jaén tiene un niño entre Baeza y Linares,
moreno, verde aceituna, color de los olivares,
y una niña, La Cazorla, cruce de sierra y jardín
a la que hace muchos años se le ocurrió hacer pipí
y a lo que largó la niña, le llaman Guadalquivir.

Mi tía Almería, la pobre, la más pobre de mis tías,
siempre arrimaíta al mar huyendo de la sequía,
pero pronto lloverá,
los campos florecerán
y llegará un nuevo día.
que se vuelva la más rica, la pobre mi tía Almería.

Mi tía Granada, la guapa, viuda de Boabdil
que llora en sus minaretes cantando en el Albaicín,
porque mi señá Graná
tiene una pena escondía que la tiene trastorná.
Cuando por la noche canta en la Torre de la Vela
García Lorca se levanta, la Alhambra se le desvela
y el Sacromonte le baila al son de sus castañuelas.

Mi tía Málaga, la bella, cosmopolita y coqueta
que tiene por falda el mar y la sierra por peineta
capricho de sol y luna donde no existe lo gris
donde el turista extranjero
se tiene que descubrir
aunque no lleve sombrero.

También tengo yo dos primas, allá en la costa africana,
Ceuta de mi tío Cádiz, Melilla de mi tía Málaga.
Son dos primas muy bonitas que las quiero como a hermanas.

Por esto y otras razones de cariño y simpatía
cuando alguien me pregunta que cuál es la tierra mía
no digo nunca Sevilla, digo siempre Andalucía.


EL AMOR DE MIS AMORES

Gabriel Hurtado Díaz

Sevilla para nacer.
Granada para morir.
Málaga de mis amores,
¡cómo me acuerdo de ti!

Cádiz es un blanco pañuelo
y un suspiro en la bahía.
Huelva es fandango y bandera
de Aracena y Punta Umbría.

Córdoba es mora y cristiana,
puente de San Rafael.
Almería y sus parrales.
Olivares de Jaén.

Quien reniega de su tierra
debería ser castigado.
Mi orgullo es ser andaluz,
por todos los cuatro costados.

El amor de mis amores,
lo que más quiero en la vida,
y ésta es mi tierra señores
y se llama Andalucía.


ANDALUCÍA

Ángeles Asensio

Un embrujo de folclore y color... Sembrado al sur,
un mezclarse entre volantes con los duendes de alegría
donde el llanto se hace cante, y cantando su agonía,
baile y copla, risa y llanto, al son de las castañuelas,
mezcla un concierto de palmas con la luz de las candelas
y este ritmo se hace danza ¡En todo el pueblo andaluz!.

Jaén; tierra de olivar... De llano seco y colina,
de vientos que han retorcido los troncos con la sequía;
de perlas hecha aceituna -milagro de verde oliva-
con suave tacto y aroma, aceite que se rocía
como liquido cremoso de mejor gastronomía,
y orgullo de un campesino que le dedica su vida.

Besando el Guadalquivir mi Córdoba se levanta;
artesanía de calles y rinconcito con plaza,
blanco de cal es el fondo de sus macetas colgadas.
En la plaza de la Concha -como un pañuelo de ancha-
luce un farol en su calle que en la noche se destaca,
y el murmullo de la fuente que al silencio te reclama.

Para conocer Sevilla ¡Hay que beber manzanilla
y visitar Santa Cruz o Plaza de Doña Elvira!,
vestirse de faralaes en su feria tan castiza,
llevar en Semana Santa una peineta y mantilla.
Es tierra de señoritos, alazanes, romería,
de patios con muchas flores... Rejas, cortijo, ¡alegría!

Cádiz es puerto de mar, donde dos mares se abrazan,
situado en la bahía del "pescaíto" y las barcas,
un baluarte en los castillos configura sus murallas
si el viento levanta el mar... El sol de nuevo lo calma.
¡Al Sur de mi Andalucía -en esa punta de España-
mi "Cai" canta en sus murgas la verdad de lo que pasa!

Donde está el cabo de Gata tiene la costa Almería;
arrecife, acantilados y una Alpujarra con vistas.
Contrastan con su desierto montes, valles y campiñas,
almenas escalonadas en las torres se divisan.
Si tapeas hay jureles, delicioso pulpo y chirlas.
No encontrará lo que busca aquel que no la visita.

A Málaga de vacaciones, pasearse por la playa
y comer los boquerones pescados de madrugada.
Tiene un barrio musulmán cerquita de la Alcazaba,
que es el más antiguo barrio que se conserva en España.
Noches de discos y coplas, de movida, de jarana,
salir al anochecer y volver por la mañana.

Y a mi Huelva marinera... La del Rocío y marisma
le ves los barcos venir al amanecer del día.
Es la del Parque Doñana, ¡es la del choco y coquina!,
es la de tres carabelas y una brújula de guía
saliendo hacia el horizonte, María, Pinta y la Niña,
para entregarle a Colón el sueño de su conquista.

Y Granada... ¿Alguien nos sabe decir cómo es Granada?
¿Quién te puede describir su amanecer en la Alhambra?
La nieve que hay en los montes... ¡O esa etnia tan gitana
que le dio a Sacromonte en todo el mundo la fama!
¡Y cómo explicar que el sol cuando ya el día se acaba...
va derrochando el color y la viste de naranja!


ANDALUCÍA

José Luís Muñoz

Pescadería y Chanca,
alto Almanzora.
Mónsul y Media luna...,
arena mora.
En tu bahía,
y en tu roja Alcazaba
sueño, Almería.

Carnavales de Cádiz...
sentir de azahar.
Jicarilla de plata
templada al mar.
Flores de mayo
aldabean tus campos
y tus caballos.

Tiene tu serranía
miel de romero.
Campaneo de fiesta
en tu sombrero.
Luz de alminares;
Córdoba y su mezquita
en mis cantares.

Generalife y Alhambra,
embrujos moros.
Entre el Darro y el Genil.
corren tus lloros.
Luce granada
de tomillos y nieve
Sierra Nevada.

Tierra llana, medialuna,
gitana bella.
De azófar el Río Tinto
pintó tu enseña.
Junto a tu parra,
Huelva, son de fandango,
eres guitarra.

Cimbra de San Lorenzo,
trigos y olivos.
Guarda Sierra Morena
vientos cautivos.
Entre alfajores,
Jaén; jara y romero,
viste de flores.

San Pedro de Alcántara
sol y verdiales
Miramar y Alcazaba...,
sentimentales.
Málaga hermosa;
anhelos de sultana,
rumor de rosa.

Torre de oro y peineta,
blanca mantilla.
Regio, el Guadalquivir
cruza Sevilla.
La Macarena
a la Giralda enseña
su tez morena.


LECCION DE GEOGRAFÍA

Siendo yo maestro escuela, me preguntó un niño un día:
¿Maestro, qué es lo más grande del mundo, Europa o Andalucía?
Los demás niños rieron con tan ingenua «salía».
y yo me sentí por dentro una voz que me decía:
«Lo más grande de este mundo, lo más grande, Andalucía».

Puse orden en la clase, con voz de recia energía
y cuando se hizo el silencio entre la chiquillería
comencé de esta manera mi lección de geografía:
Un continente, una isla, un país o una región
no es más grande porque tenga una mayor extensión.
Los pueblos suelen ser grandes por su arte, su belleza,
por la gracia de sus gentes, su valor y su nobleza.
Pero estos cuatro puntales que sostienen la grandeza,
son privilegio de Dios y de la naturaleza,
ni se ganan con las armas, ni se compran con riquezas.
Por eso, en todo el contorno que el mapa de Europa encierra,
desde Bélgica a Alemania y desde Francia a Inglaterra
no hay una región más bella ni más grande que mi tierra.

Proseguí mi conferencia con una visión profusa
de los pueblos principales de mi región andaluza.
Y hablé de mi Almería dorada, de mi «Cai» blanco, saleroso y marinero,
de mi Huelva colombina, de mi Jaén olivarero
de mi Málaga la bella, de mi Córdoba moruna
y de mi triste «Graná» bajo la luz de la luna...
y cuando llegué a Sevilla, sin poderlo remediar,
la sangre me hizo cosquillas y no me pude aguantar.
Salté del «entarimao», aparté bancas y sillas
y como un «endemoniao» me arranqué por seguidillas.
Los niños me jaleaban con palmas de pelotilla
y yo que estaba «embalao», de la forma más sencilla,
mandé traer mi guitarra, mis botas de cabritilla,
cinco jamones serranos y un barril de manzanilla.
El Director de la Escuela, que no se le iba un detalle,
entró como entraría un Duque por la Corte de Versalles.
Me dio quinientas pesetas, me rodeó por el talle
y me puso de patitas en la puñetera calle.

Ahora voy como un mendigo por calles y plazoletas
pregonando con voz ronca: «¡mantillo pa' las macetas!».
Y los niños tontos al verme pasar,
me van saludando con este cantar:
«Muy buenas tardes maestro Facundo
¿cuál es la provincia más grande del mundo?»
Y yo, arrastrando mi pena, el «pecao» de la geografía,
voy contestando a sus coplas con un deje de agonía:
Aunque me dieran martirio, aunque me tomen por loco,
aunque me vaya muriendo de «jambre» poquito a poco,
lo más grande de este mundo, aunque parezca ironía,
no es ni América, ni Rusia, ni Europa, ni Oceanía,
lo más grande de este mundo, ¡sigue siendo Andalucía!


CANTARES

Manuel Machado

Vino, sentimiento, guitarra y poesía,
hacen los cantares de la patria mía...
Cantares...
Quien dice cantares, dice Andalucía.

A la sombra fresca de la vieja parra,
un mozo moreno rasguea la guitarra...
Cantares...
Algo que acaricia y algo que desgarra.

La prima que canta y el bordón que llora...
Y el tiempo callado se va hora tras hora.
Cantares...
Son dejes fatales de la raza mora.

No importa la vida, que ya está perdida.
Y, después de todo, ¿qué es eso, la vida?...

Cantares...
Cantando la pena, la pena se olvida.

Madre, pena, suerte; pena, madre, muerte;
ojos negros, negros, y negra la suerte.
Cantares...
En ellos, el alma del alma se vierte.

Cantares. Cantares de la patria mía...
Cantares son sólo los de Andalucía.
Cantares...
No tiene más notas la guitarra mía.

SONETO A ANDALUCÍA

Juan Morales Rojas (1918-1991)

Cielo azul entre campos soleados,
desde Jaén a Córdoba la Llana.
Una lírica gracia sevillana
y un bálsamo de olivos plateados.

Carabelas y afanes preparados
al alborear en Huelva la mañana,
de la gloriosa gesta americana
de marinos por Dios iluminados.

Cádiz, napoleónica e isleña.
Gloria mediterránea malagueña.
Y un mar de fandanguillo en Almería.

España admira, absorta y asombrada,
la infinita belleza de Granada.
¡Belleza sin igual de Andalucía!

ANDALUCÍA

Manuel Reina Montilla (1856-1905)

Cielo brillante, fuentes rumorosas,
ojos negros, cantares y verbenas,
altares adornados de azucenas,
rostros tostados, perfumadas rosas.

Bellas noches de amor esplendorosas,
mares de plata y luz, brisas serenas,
rejas de nardos y claveles llenas,
serenatas, mujeres deliciosas.

Cancelas orientales, miradores,
la guitarra y su triste melodía,
vinos dorados, huertas, ruiseñores,

deslumbradora y plácida poesía...
He aquí al pueblo del sol y los amores,
la mañana del mundo: ¡Andalucía!

ANDALUCÍA, UN PUEBLO QUE LLORA CANTANDO

Juan Morales Rojas (1918-1991)

Andalucía canta y en su cantar suspira.
Andalucía canta y en su cantar implora.
Andalucía canta y cuando canta... llora.
Es la vida que brota del fondo de su lira.
Una noche andaluza, la luna, una calleja...
Y aquí, mientras dormidos están los ruiseñores,
al fondo, entre jazmines y claveles, la reja.
Y en la reja, bajito, una copla de amores.

¡Una copla andaluza! Y brota en su garganta
rompiendo hasta el silencio de la Semana Santa
un cante en el que ofrece, con vibrante clamor,
la expresión dolorosa del que canta rezando
y la angustia infinita del que llora cantando
la pasión y la muerte de nuestro Redentor.

Se juntó a la profunda sensación del poeta
bajo el cairel joyante del palio sideral,
prendida de la noche, la vibrante saeta
que se clava en el alma con su acento inmortal.

Ella canta las llagas de Cristo bendecidas.
Ella rompe el silencio donde anida la pena.
Ella vibra en la angustia que al cristiano encadena
a la sangre que brota de Cristo en sus heridas.

¡Andalucía canta! Su canción es rosario,
un rosario de versos que busca un relicario
para guardar de Cristo la mirada serena,
mientras asombra al mundo Jesús con su agonía
y llena de azahares la tierra Andalucía
para que pase Cristo con su cruz y su pena.

Andalucía canta cuando al venir la aurora
la cristiana tragedia nos parece infinita.
¡Andalucía canta! y al cantar resucita
del pecado que es muerte su copla redentora.

Allí viene Jesús, vencido al peso
del amor, que su augusta frente inclina.
¡Quién fuera en esta noche golondrina
para besar la faz del dulce preso!
Quién pudiera evitar ese proceso
que hará sangrar su frente alabastrina
y beber una lágrima divina
y rozarle la frente con un beso.

Gracias te doy, Señor, por ser poeta
y saber escuchar de una saeta
que es oración cantada, la poesía.
Gracias te doy, Señor, porque he nacido
en tierra que tú mismo has elegido
¡para que fuese tierra de María!

ANDALUCÍA

Luis Cuevas López

Ocho perlas en tu diadema ¡ANDALUCÍA!
cual concha salida del mar.
Espejo de plata con brillo lunar
destellos de luz de tu pedrería.

¡Embrujo de cal y luna¡, ¡ALMERÍA!
Voz que canta del mar a la serranía.

¡MÁLAGA! ¡Blanca de cal y de sol morena!
Canto de amor en luna llena.

Con miles rojas veletas ¡GRANADA!
Bañada en nieves de Sierra Nevada.

¡CÓRDOBA!, ¡Mezquita mora y cristiana!
Magia de luz, bella hurí, esquiva sultana.
Embrujo y magia en el aire ¡SEVILLA!
Reina de abril con peineta y mantilla.
¡HUELVA!, ¡Alegre romería del Rocío!
Encanto dulce de bronco bohío.
¡CÁDIZ!. Blanca de luz y recoleta
reflejada, cual luna, en la caleta.
¡Verde JAÉN!, Manto de olivares verde
que en el infinito azul se pierde.

¡OH! ¡ANDALUCÍA! ¡ANDALUCÍA!

Tú tienes plata, bronce, cobre y oro.
Tú tienes luz, misterio, embrujo y cielo.
Tú tienes fuego, amor y duende en tu suelo.
Tú tienes el cante hondo de embrujo moro.

Tú tienes, ¡ANDALUCÍA LA EMBRUJADA!
De todo, ¡ANDALUCÍA LA AFORTUNADA!

En tus jardines mil ferias en abril
y esa cinta azul de terciopelo,
donde se contempla y refleja el cielo,
cuyo sonoro nombre es: ¡GUADALQUIVIR!


Enlaces relacionados: | Poemas sobre las ocho provincias andaluzas en Geografía para niños |
© El huevo de chocolate

| Volver a poesías para niños | Volver a la página principal |