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CUENTOS EN PROSA

EL PICAPEDRERO

Francisco Briz Hidalgo

Había una vez, hace muchos, muchos años un reino muy bonito donde la gente era muy feliz.
Los Reyes vivían en un castillo de piedra muy grande que estaba junto a un bosque de olmos y a un lago de tranquilas aguas azules dónde se podía pescar y pasear en barca. Al oeste había una gran montaña.
La hija de los Reyes se llamaba Teresa y era la Princesa de este cuento.

La Princesa Teresa salía todos los días a dar un paseo por los alrededores del castillo. Un día conoció a un picapedrero llamado Pedro que trabajaba en la cantera que estaba en la falda de la montaña.
Teresa y Pedro se enamoraron, se prometieron amor eterno y decidieron casarse.
Pero cuando el Rey se enteró que su hija quería con Pedro se enfadó muchísimo y le dijo a la Princesa:
- ¡Mi hija no puede casarse con un simple picapedrero! Una princesa como tú debería casarse con alguien muy poderoso, ¡con la persona más poderosa de la Tierra!.

Entonces el rey mandó llamar a todos los sabios de su reino y les pidió que estudiaran quién era el más poderoso del Mundo. Los sabios se encerraron en una habitación del castillo durante siete días y siete noches y pensaron y pensaron hasta que descubrieron quién era la persona más poderosa del Universo.

- Majestad, le dijo el sabio más anciano al Rey, el Consejo de sabios se ha reunido durante siete días y siete noches y ha llegado a la conclusión que el más poderoso del Universo es el Sol, porque con sus rayos nos da luz y calienta toda la tierra para que podamos vivir.

El sol. Dijo el rey:
- Tenéis razón parece que el Sol es el ser más poderoso.
Y ordenó con voz potente:
- ¡Que venga el Sol!

Mandaron llamar al Sol y el rey le dijo:
- Sol, te he mandado llamar porque me han dicho que tú eres la persona más poderosa de la Tierra y quiero que te cases con mi hija la Princesa Teresa.
Entonces el Sol contestó:
- Majestad muchas gracias por tu ofrecimiento, sería para mí un honor casarme con tu hija, pero hay alguien que es más poderoso que yo.
Y dijo el Rey:
La nube - ¿Quién es más poderoso que el Sol?
- La Nube, contestó el Sol, porque cuando se pone delante no deja pasar mis rayos.
Entonces dijo el Rey:
- ¡Que venga la Nube!

Cuando llegó la Nube el Rey le dijo:
- Nube, te he mandado llamar porque me han dicho que tú eres la persona más poderosa de la Tierra y quiero que te cases con mi hija la Princesa Teresa.
Y la Nube le contestó:
- Majestad muchas gracias por tu ofrecimiento, sería para mí un honor casarme con la Princesa, pero hay alguien que es más poderoso que yo.
El viento. Y dijo el Rey:
- ¿Quién es más poderoso que la Nube?
- El Viento, contestó la Nube, porque cuando se pone a soplar me mueve con facilidad de un sitio para otro.
Entonces dijo el Rey:
- ¡Que venga el Viento!

Cuando llegó el Viento el Rey le dijo:
- Viento, te he mandado llamar porque me han dicho que tú eres la persona más poderosa de la Tierra y quiero que te cases con mi hija la Princesa Teresa.
Y el Viento le contestó:
- Majestad muchas gracias por tu ofrecimiento, sería para mí un honor casarme con tu hija, pero hay alguien que es más poderoso que yo.
La montaña. Y dijo el Rey:
- ¿Quién es más poderoso que el Viento?
- La Montaña, contestó el Viento, porque aunque sople con todas mis fuerzas no puedo mover ni un centímetro a la poderosa Montaña.
Entonces dijo el Rey:
- ¡Que venga la Montaña!

Pero la Montaña no podía moverse, así que el Rey tuvo que ir a la Montaña. Y le dijo el Rey:
- Montaña, he venido hasta aquí porque me han dicho que tú eres la persona más poderosa de la Tierra y quiero que te cases con mi hija la Princesa Teresa.
Historia del picapedrero Y la Montaña le contestó:
- Majestad muchas gracias por tu ofrecimiento, sería para mí un honor casarme con tu hija, pero hay alguien que es más poderoso que yo.
Y dijo el Rey:
Pedro. el picapedrero. - ¿Quién puede ser más poderoso que la Montaña?
- ¡El picapedrero!, contestó la Montaña, porque todos los días arranca un trocito de mi cuerpo para hacer piedras.

Entonces el Rey comprendió que todas las personas, aunque parezcan seres insignificantes, son importantes y permitió a su hija que se casara con el picapedrero Pedro.

Y fueron felices y comieron perdices y a mí no me dieron porque no quisieron.

© El huevo de chocolate
© Francisco José Briz Hidalgo

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